15 de abril de 2016

15 de abril de 2016

Queridos hijos de Medjugorje, ¡alabados sean Jesús y María!

1. El 2 de abril de 2016, Mirjana recibió la aparición mensual de la Virgen María en la Cruz azul. Después de la misma transmitió el siguiente mensaje:

“Queridos hijos no tengan corazones duros, cerrados y llenos de temor. Permitan que mi amor maternal los ilumine y los llene de amor y de esperanza para que yo, como Madre, pueda atenuar sus dolores, porque los conozco y los he experimentado. El dolor eleva y es la oración más grande. Mi Hijo ama de manera especial a los que padecen dolores. Él me ha enviado para que se los atenúe y les traiga esperanza. ¡Confíen en Él! Sé que para ustedes es difícil, porque a su alrededor ven cada vez más tiniebla. Hijos míos, es necesario aniquilarla con la oración y el amor. Quien ora y ama no teme, tiene esperanza y amor misericordioso. Ve la luz, ve a mi Hijo. Como apóstoles míos, los llamo para que intenten ser ejemplo de amor misericordioso y de esperanza. Siempre vuelvan a orar para tener el mayor amor posible, porque el amor misericordioso porta la luz que aniquila toda tiniebla, porta a mi Hijo. No teman, no están solos: Yo estoy con ustedes. Les pido que oren por sus pastores, para que en todo momento tengan amor, y actúen con amor hacia Mi Hijo, por medio de Él y en memoria suya. ¡Les doy las gracias!”

2. Dos grandes confesores.

¿Sabían que los dos santos patronos del Año de la Misericordia eran el Padre Pio y el p. Leopoldo Mandic? El 13 de abril la ciudad de Zagreb fue muy bendecida. Los italianos permitieron que el cuerpo de San Leopoldo (conocido como “el Cura de Ars croata”) pudiera viajar desde Padua hacia Croacia. Fue venerado de manera solemne en la catedral de Zagreb en presencia de una multitud enfervorizada, junto a los restos del Beato Cardenal Stepinac que se encuentran allí. Hubo un gran número de confesores hasta la medianoche y también al día siguiente por la mañana. Es bueno precisar que en Boka Kotorska, ciudad natal de Leopoldo, las familias solían ser muy numerosas y frecuentemente el primer hijo era sacerdote. Leopoldo fue la excepción porque era el 12º hijo. Trabajó mucho a favor de la unión de la Iglesia católica con la Iglesia ortodoxa del Este, tema prioritario aún hoy en día.

No es casual que en Medjugorje su imagen esté al lado de los confesionarios, ya que vela para que cada peregrino haga una buena confesión.

Cuando los superiores del padre Leopoldo Mandic le decían que era demasiado indulgente con los que se confesaban con él, les respondía: “Si el Señor quiere acusarme de ser demasiado indulgente con los pecadores, le diré que Él me ha dado el ejemplo. ¡Y eso que yo ni siquiera he muerto por la salvación de las almas como Él!” El padre Mandic solía decir a sus penitentes: “Vayan en paz, carguen todo sobre mis hombros; yo me encargo”. Y explicaba: “Solo doy a mis penitentes pequeñas penitencias porque el resto lo hago yo mismo”. Efectivamente permanecía en oración durante largas horas por la noche, haciendo penitencia por sus confesandos.

Durante los bombardeos de la 2da. Guerra mundial en Padua, se incendió todo el convento menos su celda y su confesionario que era de madera, tal como él lo había profetizado: “Dios ha mostrado aquí tanta misericordia por sus hijos que esto debe perdurar como monumento de su bondad”

El Padre Pio, por su parte, tenía la reputación de ser bastante severo. Pero, como leía las almas, sabía exactamente lo que cada uno qué necesitaba para convertirse. Sabía que muchos acudían a él a la espera de un milagro, pero sin ninguna intención de cambiar de vida. El proceso de la conversión comenzaba con él pero, como todo buen confesor, guía espiritual o amigo que acompaña a otros en su caminar, no podía él mismo emprender el camino de la conversión. Esto es una decisión personal que compete a cada quien. El Papa Francisco explicó por qué había elegido al Padre Pío y a San Leopoldo Mandic para el Jubileo: “Porque ambos son misioneros de la Misericordia. La misericordia se alcanza en la confesión, y estos dos sacerdotes pasaron gran parte de su vida en el confesionario”.



3. La vidente Jacqueline Aubry partió hacia el Padre el 15 de marzo último, a la edad de 80 años. ¿De quién se trata?



Remontémonos al 8 de diciembre de 1947 al mediodía en Ile Bouchard (Indre y Loire). Cuatro niñitas ven a la Santísima Virgen en la iglesia del pueblo: Jacqueline, la mayor tiene 11 años; le siguen Jeannette, Nicole y Laura. Las apariciones tendrán lugar en forma cotidiana durante una semana. La bella Dama, tal como la llamaban las pequeñas videntes, las invita a que “recen por Francia que lo necesita mucho”. En efecto, después de la segunda guerra mundial, este país se encontraba al borde de la guerra civil y los comunistas estaban a punto de tomar el poder.

Aquella mañana, el padre Finet, fundador de los Foyers de Caridad, había entrado en el dormitorio de Marthe Robin y le había dicho: “Marthe, ¡Francia está en la lona!” “No, padre –le respondió ella- Francia no está como usted lo dice, porque la Santísima Virgen se aparecerá a unas niñas…” En efecto, con el apoyo del cura párroco que les creyó a esas niñas, la parroquia entera de Ile Bouchard se puso en oración y contra toda expectativa el plan comunista fracasó. Desde entonces la Virgen es venerada en Ile Bouchard bajo la advocación de Nuestra Señora de la Oración.



Hoy en día, Francia puede ser nuevamente salvada si la oración de los niños, al igual que la de los adultos, es retomada en las familias y en las parroquias. Tal como el padre Jozo Zovko suele decir frecuentemente: “¡No esperen que la paz provenga del mundo de la política! La paz llegará por medio de vuestra oración”.

4. Jesús se apareció en Medjugorje. Vicka me contó que durante la aparición del Viernes Santo de 1982, la Virgen se apareció con Jesús. Pero aquella vez no fue como suele venir cada año para Navidad cuando ella, radiante, tiene a su Niñito recién nacido entre sus brazos.

“Aquel día Jesús se mostró adulto. Sufría su Pasión y estaba coronado de espinas. Le corría sangre por su frente, sus mejillas y su barba. Su rostro estaba cubierto de salivazos y de barro. Su cuerpo entumecido por los golpes recibidos durante la noche que pasó en la prisión de Caifás y por los crueles tratos que los soldados de Pilatos le habían infringido. Llevaba un manto rojo desgarrado y manchado de sangre”. “Queridos hijos, les dijo la Gospa, hoy he venido con mi Hijo Jesús en su Pasión para que vean cuánto ha sufrido por ustedes y hasta qué punto los ama”. Le pregunté a Vicka: “¿Jesús también dijo algo?” “No, me respondió. Jesús permaneció en silencio; no dijo nada. Pero lo miré a los ojos y su expresión era de una ternura tal, de un amor tan grande, tan humilde, que para mí fue mucho más fuerte que todas las palabras que hubiera podido decir. ¡Vi cuánto sufría y al mismo tiempo cuánto nos amaba! ¿Sabes? Nunca olvidaré la mirada de Jesús en su Pasión”.

La vidente Marija también comentó esta aparición de Cristo en ocasión de una entrevista que le realizó Radio Maria (Italia) el 25 de febrero último. He aquí su relato de los hechos: “En aquella época éramos perseguidos por los comunistas. Nos llevaron a un asilo lleno de locos. Nos hicieron sufrir mucho porque nos decían que terminaríamos como ellos. Tan sólo teníamos 16 años y sentíamos miedo.
Anteriormente la Virgen nos había prevenido que no deberíamos comer ni beber nada de lo que los comunistas nos darían. No debíamos aceptar nada de parte de ellos. Nos enteramos luego que uno de ellos había intentado drogarnos. Efectivamente, habían comentado por la televisión de que estábamos drogados y querían que los tele-espectadores lo vieran. Felizmente la Virgen nos había advertido del peligro.

Luego nos llevaron de vuelta hasta la iglesia del pueblo; y, ya de noche, completamente agotados, finalmente retornamos a nuestros hogares. Allí, la Virgen se nos apareció. Le manifestamos llorando que ya no aguantábamos más, que no merecíamos el trato que los comunistas nos infringían. En efecto, para asustarnos, nos decían por ejemplo que el padre de Vicka que trabajaba en Alemania sería arrestado y encarcelado a su regreso a casa, que no podría más ganar plata para mantener a su familia y se morirían de hambre.

Le contamos a la Gospa todo lo que nos habían hecho, cómo nos habían arrestado y llevado al asilo, la forma en que nos amenazaban con dejarnos allí para siempre diciéndonos que acabaríamos locos. Es allí cuando Ella nos mostró a Jesús coronado de espinas, lleno de heridas, bañado en sangre y nos dijo: ‘Así como Él ha padecido todo esto por amor a ustedes, por el género humano, acepten sus sufrimientos también ustedes por amor a Él’. Jesús por su parte no decía nada, tan sólo nos miraba… No pude dormir en toda la noche, la impresión había sido demasiado fuerte. ¡Nunca olvidaremos aquello!”

Querida Gospa, Madre del Resucitado, tú que ves también el interior de nuestros corazones, sabes que todavía estamos cautivos a causa del vacío y del temor. Haz brotar en ellos manantiales de vida y de amor 

 

Sor Emmanuel +