Medjugorje, 15 de abril de 2021

1. El 25 de marzo de 2021, la vidente Marija Pavlovic recibió el siguiente mensaje:

“Queridos hijos, también hoy estoy con ustedes para decirles: hijitos, quien ora no le teme al futuro y no pierde la esperanza. Ustedes han sido elegidos para llevar alegría y paz, porque son míos. He venido aquí con el nombre de “Reina de la Paz”, porque el diablo quiere la aflicción y la guerra; quiere llenarles el corazón con el miedo al futuro –pero el futuro es de Dios. Por eso, sean humildes y oren, y dejen todo en manos del Altísimo que los ha creado. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

2. La respuesta a todas nuestras preguntas. El 25 de marzo, durante la aparición de la Gospa, los traductores del mensaje estaban reunidos en la capilla de la vidente Marija. Cuando la vieron llorar durante y después de la aparición, se preguntaban qué tipo de mensaje podría ser la causa de sus lágrimas. Luego la vidente se retiró, como de costumbre, a la pequeña sacristía para escribir el mensaje recibido. Cuando regresó hacia el pequeño grupo que aguardaba su contenido, exclamó: “¿Por qué están tan tristes?” Después, con alegría leyó el mensaje. Irradiaba felicidad; era como si estuviera orgullosa de su Madre Celestial por habernos conectado – o reconectado – con la verdadera respuesta a los problemas del mundo.

La Santísima Virgen no nos ha preparado una lista interminable de lo que anda mal actualmente como lo hacen los medios, esos medios que tan rápidamente destruyen la esperanza. Por el contrario, tomó la dirección opuesta e hizo que eleváramos nuestra mirada hacia LA SOLUCIÓN que tenemos tendencia a olvidar y que sin embargo es la ÚNICA que puede salvarnos. ¡María es realmente la mujer fuerte del Evangelio! Ella no sólo conoce el pasado y el presente, sino también el porvenir, y es Madre. Si Ella nos dice “quien ora no le teme al futuro y no pierde la esperanza”, ¡sabe lo que dice! Es nuestra Reina, y Ella reúne a aquellos que desean seguir sus indicaciones de Madre y de Soberana con la confianza de los niños.

¿Por qué “quien ora no le teme al futuro”? Porque la oración con el corazón nos hace entrar en una profunda intimidad con nuestro Dios, Aquel que nos ha creado, que nos ama con locura y que quiere nuestro bien. Por medio de la oración con el corazón (por lo tanto, una oración confiada hecha con amor) nos unimos con Él y así somos protegidos en su Corazón de fuego que es, que era y que será siempre nuestro destino final.

Él es el Dueño del mundo y de la historia. No mira al mundo como lo haría un espectador, sino que actúa. A veces sin hacer ruido, pero con la potencia del amor. Ciertamente el hombre puede hacer sufrir al hombre y hoy en día lo hace de manera desvergonzada. La Virgen María nos había advertido en sus mensajes: “Las pruebas vendrán…”  (25-7-2019)

Queridos míos, en Dios y sólo en Dios tenemos un verdadero refugio y una certera victoria. Su Palabra es verdadera y creadora. Él nos dice, por ejemplo: “El Señor frustra el designio de las naciones” (Sal 32, 10). Hablando de los enemigos afirma: “cavaron una fosa ante mí, pero cayeron en ella” (Sal 57, 7). ¿Podría mentirnos el Señor? ¿Habría dejado de ser divinamente poderoso? ¿Habría bajado los brazos ante nuestra miseria y dejado al hombre el encargo de convertirse en el dueño del mundo? A lo largo de mi larga vida he conocido aquí en Medjugorje, y también en mis misiones, a miles de personas de todas las razas, lenguas y culturas, y algo me ha conmovido grandemente: quienes oran verdaderamente irradian una paz que no es de este mundo. Podría decir que se los reconoce a la distancia. Aun en medio del sufrimiento o de la enfermedad, siempre están felices, saben en Quién han depositado su esperanza. Su alegría no es fabricada ni fingida, sino que les es dada de lo Alto, en la oración. ¡Maravilloso! Pero se trata de un pequeño resto, todavía demasiado poco numeroso, a pesar de los llamados urgentes de la Virgen desde hace 40 años (en Medjugorje).

Amigos míos, ¡para ustedes es un honor que pertenezcan a este pequeño grupo! ¡Los corazones intrépidos son los que cambian al mundo! Ninguna solución política o sanitaria concebida fuera de Dios y sin oración lo salvará. “Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz”, nos dice Jesús (Mt 15, 13).  La única muralla válida para contener las mareas negras que podrían alcanzarnos es la oración, sin olvidar el ayuno. ¡No busquemos en otro lado!

3. Deseo agradecer calurosamente a cuantos han orado por mí cuando fui intervenida en la cadera en el mes de marzo pasado en Italia. Todo salió bien y mi convalecencia continúa su curso en buenas condiciones. ¡Que el fruto de sus oraciones se transforme en gracias para ustedes también!

¿Falsa misericordia? En el marco de la Fiesta de la Divina Misericordia, deseo darles algunas indicaciones útiles para comprender cuál es la verdadera misericordia a fin de evitar las numerosas trampas de la falsa misericordia. El ejemplo concreto de Gloria Polo me ha impactado mucho por su claridad (Ver PS 1)

En su adolescencia, aunque originariamente católica, Gloria se había deslizado poco a poco hacia una vida disoluta, deseosa de imitar a sus amigos abandonados a ellos mismos en el plano espiritual. ¡Ovejas sin pastor! A los 16 años se encontró encinta y se asustó. Pero sus amigas le dieron la “llave mágica” que la haría salir del paso: “Haz como nosotras, no seas tonta; el aborto no es nada, ¡en una hora te habrás liberado del problema! ¡Además, es gratis!

Poco tiempo después de su aborto, tuvo una cierta recapacitación ya que un profundo malestar la acometía. Tenía la íntima percepción de que su estilo de vida se iba a pique y que no la conducía hacia la verdadera felicidad. Una pregunta crucial se le presentó: “¿Qué será de mi vida si continúo así? Siento que me estoy deslizando por una pendiente peligrosa”.

Gloria decidió ir a hablar con un sacerdote y contarle lo que estaba viviendo, con la intención de recibir un consejo para su vida y así poder encaminarse hacia una mejor dirección. ¡Deseaba sinceramente la luz! Le abrió su corazón a ese sacerdote que la escuchó mientras pasaba revista a sus elecciones, sus pecados, sus caídas y sus dudas profundas acerca de la calidad de su vida. Al final de su relato, el sacerdote le sonrió y le dijo para tranquilizarla: “¡No te preocupes! Eres joven, aprovecha de la vida, haz como tus amigos, ¿por qué quieres destacarte? Dios es bueno y perdona siempre. ¡No te preocupes, vete en paz!”

¿Qué opinan sobre esta respuesta…? A partir de aquel día, según su propio testimonio, se lanzó a pleno en la inmoralidad. ¿Por qué privarse? Además, ¿acaso no había recibido el aval de la Iglesia a través de su representante? ¿No había recibido la luz verde para seguir ciegamente sus instintos y “hacer como todo el mundo”? Su alma se llenó de tinieblas con la multiplicación de pecados graves, pisoteando sin escrúpulos los mandamientos de Dios. Ella pensaba haber encontrado un camino de libertad y de felicidad, pero en realidad había recibido lo que podemos llamar un “somnífero mortal” para su alma. “Queridos hijos, nos dice María¸ sin querer se han puesto en manos de Satanás”.

Al final Gloria terminó convirtiéndose en una verdadera “peste”, llena de orgullo y de desprecio por los demás y se burlaba de Dios. Los que conocen su historia, y aquellos que deseen conocerla, verán a qué la llevó todo esto cuando, en un instante, fulminada por un rayo, se encontró ante el trono de Dios… Para resumir su historia, ella se vio descender y descender por un precipicio de terror, hasta el momento en que sus pies se encontraron cerca de las puertas del infierno. Comenzó a gritar clamando a la misericordia de Dios (¡finalmente!) y volvió a subir la cuesta. Vio a Jesús que le confió en ese momento una muy bella misión: la de anunciar al mundo lo que hay más allá de la muerte, la urgencia de convertirse, de hacer una sincera confesión y seguir el camino de Jesús. ¡Gloria ha atraído de esa manera a miles de personas a la conversión!

Por mi parte, creo que si ella pudo clamar a Dios cuando estaba a un tris del infierno, fue gracias a la oración de un santo hombre, y también porque Dios sabía que un sacerdote la había lanzado en ese camino peligroso de la muerte del alma con una fórmula asesina, en lugar de indicarle el camino de la salvación ofrecido por Jesús. Oremos por la santidad de los sacerdotes y su fuerte adhesión al Evangelio. Sólo Dios juzga las responsabilidades de cada uno. Pero ese tipo de falsa misericordia, asimilada al relajamiento que pretende ser “genial”, ha hundido a muchísimos jóvenes en la desesperación.

¿Podemos imaginar a un médico que, queriendo tranquilizar a su paciente con cáncer, le diga?: “No pasa nada, no es tan grave; siga fumando y bebiendo; usted no necesita ningún tratamiento especial”. Éste le estaría privando a su paciente de toda chance de sobrevida.

La falsa misericordia es gravísima. Consiste en negar la realidad del pecado y su gravedad y, por ende, la necesidad que tenemos de ser salvados. De esta forma inutilizamos la cruz de Cristo. Es una trampa sutil del enemigo porque se disfraza de bondad, comprensión, compasión, tolerancia… ¡Burda imitación! Decir: “No es grave, todo el mundo lo hace” es letal. Nos priva de la misericordia de Dios y de su perdón.

Felizmente, los santos sacerdotes que irradian el amor de Cristo son numerosos. Se reconocen frecuentemente en sus homilías y sus confesiones, cuando invitan a sus penitentes a lamentar sinceramente sus pecados y abandonarse con confianza a la misericordia infinita de Dios, que tiene entrañas de padre. Así como Jesús le ha dicho a Santa Faustina: “Aunque un alma fuera como un cadáver descomponiéndose de tal manera que desde el punto de vista humano no existiera esperanza alguna de restauración y todo estuviese perdido, no es así para Dios… Me queman las llamas de compasión, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres… Ningún pecado, aunque sea un abismo de corrupción agotará mi Misericordia… cuánto más grande es su miseria, tanto mayor derecho tienen ellas a mi Misericordia… por los pecadores bajé a la Tierra y derramé toda mi sangre… ¡que no teman acercarse!” (Diario § 1447, 1190 vs)

El pecado es grave si uno decide obstinarse en él. No es tanto el pecado en sí que puede perdernos, sino continuar pecando. El pecado estropea al hombre y “no es humano” como se le dice equivocadamente. El perdón de Dios coloca un bálsamo de ternura sobre nuestras heridas, restituye nuestra dignidad, nos devuelve la confianza en Él y en nosotros mismos. Nos fortalece en vista del próximo combate contra nuestras malas tendencias; y bien frecuentemente, de confesión en confesión, el perdón nos libera de esas tendencias y nos sana. Allí, la Preciosa Sangre de Cristo que corre sobre nuestras heridas infectadas las transforma en fuentes de bendición.

¿Qué ocurre con quienes nunca han oído hablar del Dios de amor y que lo ignoran todo sobre la fe cristiana? Por supuesto gozan de una misericordia muy especial por parte de nuestro Padre. ¡Dios es amor y misericordia por naturaleza! Quiere salvar a todos los hombres y nos ofrece a todos la misma posibilidad de estar con Él en el Cielo. Él le ha dado a cada uno la libertad de elegir, a más tardar en el momento de la muerte, entre el bien y el mal, entre la luz y las tinieblas, y cada uno será juzgado según su conciencia.

4. El 18 de marzo de 2021, la vidente Mirjana tuvo la aparición anual de la Virgen y recibió el siguiente mensaje:  «Queridos hijos, los invito maternalmente a volver a la alegría y a la verdad del Evangelio; a regresar al amor de mi Hijo, porque Él los espera con los brazos abiertos; a que todo lo que hagan en la vida lo hagan con mi Hijo, con amor, para que sean bendecidos; a que su espiritualidad sea interior y no sólo exterior. Sólo así serán humildes, generosos, llenos de amor y alegres. Y mi Corazón maternal se regocijará con ustedes. ¡Les doy las gracias!»

Querida Gospa, me maravillo por tu poder de intercesión ante Dios. ¡Cuántas almas has hecho que se inclinaran hacia el lado de la luz por medio de tu oración maternal por nosotros! Te lo ruego: ¡No te canses ante nuestras iniquidades! ¡Tómanos a todos bajo tu manto maternal, Tú, Refugio de los Pecadores!

Sor Emmanuel +

(Comunidad de las Bienaventuranzas)