Medjugorje, 29 de marzo de 2020

Medjugorje - 29 marzo, 2020

Mis queridos amigos, sean alabados Jesús y María.

Desde que ha empezado la pandemia, muchos de vosotros me habéis preguntado: «Sor Emmanuel ¿cómo estás? ¿qué haces? ¿Cómo es la vida en Medjugorje?

Ya que no puedo escribir una larga carta personal a cada uno de vosotros (algo que me hubiera gustado), permitidme que os dé alguna noticia desde este lugar santo y de nuestra casa de Bethléem a través de esta simple carta.

Como podéis imaginar, Medjugorje está desierta por primera vez en 38 años y la Iglesia de Santiago no sólo está vacía sino que también está cerrada con llave. No me preguntéis qué es lo que la Santísima Virgen puede sentir al ver a su amada Iglesia cerrada, la misma Iglesia que por años ha estado llena de sus hijos. Os responderá Ella misma en la oración.

Los Franciscanos aún celebran la Santa Misa, vía streaming a las 18h, que es lo único que nos une a todos. 

Actualmente tenemos «toque de queda» desde las 20h hasta las 5h de la mañana, y tanto a los menores de 18 años como a los mayores de 65 años no nos está permitido salir de casa. Algunas veces tenemos la impresión de vivir un mal sueño del cual despertaremos pronto, puede ser que también que vosotros tengáis la misma sensación. Nos parece que el mundo que conocimos hasta hace unos meses no será el mismo en el futuro. Es como si ahora se hubiera cerrado un capítulo.

Mi comunidad de las Bienaventuranzas permanece en nuestra casa Regina Pacis, cerca de la cruz azul y me han dado la posibilidad de elegir entre estar con ella el tiempo que dure esta situación o quedarme en Bethléem sin tener la posibilidad visitarla para evitar el contagio. ¡Ha sido una decisión difícil! He decidido permanecer en Bethléem por vosotros, para poder trasmitir algún pequeño vídeo y daros palabras de aliento, ya que aquí tenemos el equipo técnico para hacerlo.

Es también extraño ver nuestro pequeño bosque y la carpa completamente vacíos.

Pero hay un aspecto positivo en todo esto: mientras en el jardín podíamos acoger algún centenar de personas, a través de Internet tenemos la posibilidad de compartir los mensajes con miles de hombres y mujeres que están recluidos en casa. ¡El Señor es Grande! Seguramente que entre los confinados hay no creyentes que mirarán nuestros vídeos junto a sus familiares. Ello demuestra una vez más que Dios puede del mal sacar bien.

Un mes antes de la crisis, la Divina Providencia me ha enviado una querida amiga americana, Nancy Cleland. No teniendo la posibilidad de regresar a los Estados Unidos, por la ausencia de vuelos, Nancy ha decidido quedarse aquí y así me ayuda mucho con la informática y con Internet. Gracias a ella puedo hacer un poco de apostolado en francés, italiano e inglés.  Gracias a Dios que Nancy tiene un carácter muy abierto y ¡ello le ayuda a sobrellevar el mío!

Mi querida hermanita Gaby estaba en Italia cuando estalló la pandemia. Ha logrado partir para París la última plaza libre, con el último vuelo, comprado a último minuto. Tenía la intención de unirse a nosotras algunos días más tarde, pero en el entretiempo las autoridades croatas decidieron cerrar las fronteras al igual que en Bosnia-Herzegovina a todo ciudadano francés. A pesar de todo continúa ayudándome mucho a la distancia con sus dotes excepcionales. A través de WhatsApp responde a todas mis preguntas como: ¿dónde has puesto la caja de costura? ¿dónde comprabas el alimento para las gallinas?, al mismo tiempo compartimos bellos momentos de risa por teléfono. 

Carole, que vivía aquí desde Navidad, ha tenido el mismo problema: había tenido que ir a Francia por problemas de salud y ha quedado bloqueada allí. Por lo que Nancy y yo estamos solas en casa.

La vida aquí es muy simple: rezamos, trabajamos, compartimos, comemos, nos cuidamos del jardín y de las gallinas. No se ve en el horizonte ningún peregrino, cada día nos preguntamos: ¿cuántos huevos encontraremos? Reímos y conversamos al lado del fuego. Debo confesar que hay muchos momentos de soledad durante la jornada, pero me doy cuenta que esto es verdaderamente un don de Dios ya que me permite de tener más tiempo para Él y unirme más íntimamente a Él. ¿No es quizá esto lo esencial?

Una de las cosas que el toque de queda ha interrumpido es mi paseo diario al cementerio, donde rezaba el Rosario por las benditas almas del purgatorio. ¡No puedo hacerlo más! También he debido dejar mis paseos a la cruz azul, que hacía cuando me sentía fuerte. Pero el Señor me hace entender que los sitios más benditos de Medjugorje los crea Él mismo en nuestros corazones. Imagino que también vosotros tenéis la misma sensación, desde el momento que por fuerza estáis lejos de Medjugorje por algún tiempo. Es cierto que vivimos las mismas cosas, con la única diferencia que yo mirando a través de la ventana, veo el Krizevac y el Podbrdo, ¡nuestras queridas colinas que nos han visto subir y sudar tantas veces!

El Podbrdo no estará desierto por mucho tiempo, llegará el día en el cual la Gospa dará el signo prometido y para cuando llegue, la colina no será lo suficientemente grande para acoger a la muchedumbre que llegará de todo el mundo. Animémonos unos a otros, en la alegría profunda de pertenecer a Jesús y a María, porque estamos seguros que sus proyectos con cada uno de nosotros serán lo mejor.

¡Os hecho mucho de menos! ¡Estáis todos en mi corazón y en mis pensamientos! A menudo me pregunto ¿cómo estáis? ¿Cómo vivís la grave situación actual, si estáis protegidos o no, enfermos o con salud…? El momento que estamos viviendo me hace entender el gran valor de la amistad que Dios ha creado entre nosotros y el silencio me ayuda a agradecer al Señor por todos los dones que nos ha hecho y de los cuales hemos gozado mucho. Le pido perdón por todas las veces en las cuales, sin quererlo, he pensado que estos dones me los merecía. No sé qué nos deparará el futuro, pero estoy segura que el Señor se servirá de esta prueba para unir más que nunca nuestros corazones y nuestras almas, ya que desde ahora velamos los unos por los otros a través de la oración y nos damos apoyo de tantos modos posibles. 

Os ruego, no cansaros de rezar porque todos nosotros tenemos una gran responsabilidad hacia aquellos que no conocen todavía el Amor de Dios. Todos los días tengo el mismo pensamiento, la misma preocupación: ¿cómo hace para soportar esta angustia, para vivir esta prueba, una persona que no conoce a Jesús y no tiene la esperanza de la vida eterna?

Algunas personas no tienen idea de cuánto Dios las ama profundamente, este Dios maravilloso que nos ha salvado del mal, de las tinieblas y de la desesperación. 

Por favor rezar por mí y por Nancy para que podamos hacer un buen trabajo, a pesar de nuestros límites externos e internos, para que el Señor pueda bendecir mis pobres palabras con su Unción, así poder tocar el corazón de sus hijos con la potencia del Espíritu Santo.

¡No tengo palabras para agradeceros por todas vuestras oraciones, por los sacrificios y los esfuerzos que hacéis para vivir y difundir al máximo los mensajes de María Santísima! Ella cuenta más que nunca con cada uno de nosotros, porque está en juego la salvación de las almas.

Con todo mi cariño, en Jesús y María, vuestra hermana Emmanuel. 

PD: Dos hermanos míos de sangre (y mi cuñada) que viven en Francia han contraído el coronavirus, pero se han curado sin necesidad de ser ingresados en el hospital. ¡Gracias a Dios!

PDS: Aquí un breve saludo de Vicka, tomad 10 segundos para escucharla (al final encontraréis el link) y para encontrar este corazón grande, abierto a todos, que nos reconfortado tantas veces. Extraña no poder hablar con los peregrinos, pero no le es posible recibirlos, está muy débil, muy frágil, como podéis ver ha quedado en los huesos. Reza mucho y ofrece su sufrimiento a Jesús por todos nosotros. Sólo en el Cielo veremos cuánta inmensa gracia nos ha obtenido… no tenemos ni idea del poder que tiene un Alma unida así a Jesús. 

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Ultima noticia de esta mañana: los Franciscanos de la parroquia de Santiago han sido puestos en cuarentena, el coronavirus ha llegado a su convento, a través de uno de sus sacerdotes, Fray Ante, quién posiblemente ha sido contagiado en Miletina, en el convento de las religiosas franciscanas ancianas donde les daba un retiro.

Se ha contagiado nuestro querido padre Tomislav Pervan, que por años ha sido provincial y que ahora vive allí. Recemos por él y por todos los Franciscanos y franciscanas de la parroquia. 

¡Que el plan de Dios se realice plenamente a través de esta dura prueba!

¿Si Dios está con nosotros, quién estará contra nosotros?

¡Jesús, tú eres todo para nosotros, confiamos en ti!

¡Tenerte en nuestras vidas es una gracia inmensa para nosotros!

Tú eres nuestro Dios y nuestro amado Pastor, como dice el salmo: «El Señor es mi Pastor, nada me falta». ¡Te ruego Jesús, envía la paz al corazón de todos tus hijos que te buscan en las tinieblas!

 

Sor Emmanuel +